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Los carnavales son «manifestaciones del patrimonio intangible», afirman investigadoras del Conicet

La revalorización de los carnavales como ‘manifestaciones del patrimonio intangible constituye también una oportunidad para promover la reivindicación de los derechos culturales de los propios grupos o comunidades involucrados y su participación como actores centrales en su gestión‘, afirmaron dos investigadoras del Conicet al analizar el sentido cambiante de estas festividades en la historia.

Las investigadoras María Luz Endere y Mercedes Mariano reflexionan sobre los carnavales como una práctica de importancia creciente en la Argentina.

María Luz Endere, arqueóloga, abogada e investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano (INCUAPA, CONICET-UNCPBA), indicó que el carnaval en América Latina y el Caribe se expandió con la tradición católica como un período de festejos y diversión antes del inicio de la Cuaresma e incorporó elementos de las culturas andinas prehispánicas y afroamericanas.

En un comunicado difundido por el organismo, Endere señaló que ‘el origen del carnaval no es claro. Se lo ha vinculado con las festividades paganas para celebrar la fertilidad agrícola y con celebraciones rituales de diferentes culturas, incluidas las saturnales romanas, para luego ser incorporado por el cristianismo durante la Edad Media‘.

Sin embargo, ‘con el transcurso del tiempo, los carnavales han ampliado su significación constituyéndose en espacios de múltiples y diversas expresiones lúdicas y culturales de diferentes orígenes, independizándose, al menos en algunos casos, de la significación religiosa cristiana. En la actualidad, su celebración ha trascendido culturas y fronteras‘, sostuvo.

Recordó que en Argentina, el carnaval fue incorporado en el calendario oficial en 1956 y eliminado por la dictadura en 1976, cuando se impidió su celebración al prohibirse todo tipo de manifestación pública.

‘Ello provocó la interrupción e invisibilización de una práctica tradicional y altamente popular‘, expresó la investigadora, al tiempo que destacó que en 2010 la restitución del feriado revalorizó al carnaval en tanto manifestación que fomenta la participación y da lugar a la integración social y cultural.

Por su parte, Mercedes Mariano, antropóloga e investigadora del Conicet en el INCUAPA, consideró a los carnavales como una forma de resistencia: ‘Desde épocas coloniales, los festejos incluían imitaciones y burlas, usualmente a las autoridades, constituyéndose en rituales de resistencia para contradecir el orden establecido. Consistían en un breve período de libertad, un paréntesis, en medio de las opresiones que caracterizaban su cotidianeidad‘.

Y dijo que ‘algunas de esas prácticas siguen vigentes en la representación del ’rey momo’ que se quema al final de las celebraciones, así como en los trajes de algunas comparsas, sus coreografías y temas musicales, por ejemplo‘.

Las investigadoras conciben a los carnavales como manifestaciones del patrimonio cultural intangible, ya que ‘reúnen prácticas y representaciones diversas y generan espacios donde confluyen múltiples manifestaciones como la música, la danza, las máscaras, la indumentaria, junto con saberes, significados y sentidos que fortalecen el tejido social e identitario de diferentes sectores de una comunidad‘.

En ese sentido, Mariano subrayó: ‘La revalorización de los carnavales como manifestaciones del patrimonio intangible constituye también una oportunidad para promover la reivindicación de los derechos culturales de los propios grupos o comunidades involucrados y su participación como actores centrales en su gestión‘.