La nena, de 7 años, oriunda de Yapeyú, Corrientes, sufría una miocardiopatía dilatada y recibió un trasplante de corazón hace un mes en el Garrahan, donde evolucionó favorablemente. Trabajadoras y trabajadores del equipo que la atendió y cuidó durante este tiempo la despidió el jueves con mucha alegría.
El equipo de salud que cuidó a Kiara antes, durante y después de recibir un trasplante cardíaco en el Garrahan, se reunió el pasado jueves para despedirla antes de que reciba el alta.
Médicas y médicos, enfermeras y enfermeros, instrumentadoras y perfusionistas, técnicas y técnicos de anestesia, auxiliares, personal administrativo, maestras de la escuela hospitalaria, choferes, camilleros, e integrantes de los servicios de salud mental, de alimentación y de limpieza, entre otros, acompañaron a la nena en su último día de internación.
Hace un año Kiara, junto a su mamá Laura y su hermana, abandonaron Yapeyú, Corrientes, para que la más pequeña de la familia recibiera tratamiento en Buenos Aires por la miocardiopatía dilatada que sufría. Inmediatamente, se supo que la única alternativa de sobrevida era el trasplante e ingresó a la lista de espera del INCUCAI.
El día que apareció un corazón compatible, Laura estaba por retirar a su hija del colegio. Inmediatamente y tras el llamado de Dora Haag, jefa del equipo de Trasplante Cardíaco, se trasladaron al hospital donde comenzaría un procedimiento que duró más de 15 horas y que consiste en reemplazar el músculo enfermo por el órgano donado y ponerlo a funcionar.
“Estoy muy contenta por mi corazón”, dijo Kiara, acompañada por su mamá, al recibir saludos y abrazos de todo el equipo del Garrahan. Tiene tanta vitalidad, cuenta la madre, que ya está planificando una fiesta para cuando regrese a Yapeyú. “Siempre me trataron bien acá, los queremos mucho”, agradeció la nena.