El Festival que nació en la Estación Experimental INTA de Bella Vista, recorre los caminos de la provincia para llevar el cine a las escuelas rurales. En esta oportunidad llegará a la EFA Mocoví, del paraje Piedritas, cerca de Mocoretá, departamento de Monte Caseros, en el límite con Entre Ríos.
La modalidad de cine itinerante se comenzó a realizar tras la pandemia, cuando se hacía imposible concentrar a los estudiantes en el galpón del INTA que cada año se transformaba en sala de proyecciones. En el 2021 se llevó la pantalla grande a las EFA Mensú Peguará, de Curuzú Cuatiá, y Tupã Rembiapo, de Santa Ana.
Este año con el regreso de la presencialidad, la 8va. edición volvió a su formato original, con el Festival en agosto, pero la organización decidió seguir viajando con el cine por la provincia para llegar a más jóvenes del ámbito rural.
Con una especial selección de cortos de las distintas ediciones del festival, el jueves 27 de octubre, el proyector se encenderá en la EFA Mocoví para estudiantes de esa escuela y de otras especialmente invitadas.
Además, habrá espectáculos artísticos y se presentarán las ofertas que hay en la zona de institutos y universidades públicas para estudiar cine, comunicación y otras carreras afines con el fin de despertar vocaciones.
También se brindará información sobre el campamento audiovisual que tendrá lugar en el 2023 como instancia previa al festival del próximo año.
El Festival tiene como principal objetivo incentivar a los jóvenes que habitan en la zona rural a contar sus propias historias, desmitificando los conceptos de ruralidad impuestos como verdaderos por quienes observan al campo desde las grandes ciudades. Las problemáticas territoriales son centrales y cruzan la mayoría de los trabajos audiovisuales.
La naturaleza, la soberanía alimentaria, la agricultura familiar, las formas de trabajo, son temas transversales. Desde su creación en el año 2015, el Festival Regional de Cine Rural surgió como un espacio de encuentro latinoamericano, no competitivo, bajo el lema en guaraní: “Cháke mitârusu oku’e”, que significa: “Ojo, jóvenes en movimiento” y es organizado por un colectivo de realizadores audiovisuales, gestores culturales, trabajadores de INTA, docentes y un grupo de voluntarios que cada año aporta tiempo y trabajo para que el Cine Rural continúe creciendo.