Con la participación de toda la comunidad, alumnos de escuelas rurales de distintos parajes del Impenetrable, pintan murales de animales silvestres de la eco región, asumiendo el desafío de convertirse en agentes generadores de la conciencia ambiental y guardianes de la naturaleza.
Desde el momento mismo en que se creó el Parque Nacional El Impenetrable en el año 2014, se empezaron a producir una serie de transformaciones en toda la región. Tanto dentro de las 128 mil hectáreas que comprende el área protegida, como los cambios positivos que el modelo de economía regenerativa comenzó a producir en las comunidades circundantes al extenso territorio.
En materia de conservación se avanzó desde entonces en relevamientos y trabajos de investigación, con el debido resguardo de los bosques de algarrobo, palo santo y quebrachos, pastizales, bañados y lagunas; tanto como las especies animales vulnerables o en peligro de extinción como el tatú carreta, el oso hormiguero, el tapir, el aguará guazú y el yaguareté.
Desde entonces la experiencia ha demostrado que una buena gestión sustentable del turismo de naturaleza y de la conservación del ambiente es posible a partir de un trabajo interrelacionado y articulado entre distintos organismos y jurisdicciones del sector público estatal, privado, comunidad científica y la sociedad civil. Tan simple como entender que la conservación del monte y sus animales, pueden producir bienestar económico en las comunidades residentes a partir del emprendedurismo y los beneficios que drena el turismo.
LA NATURALEZA Y LA CONCIENTIZACIÓN AMBIENTAL
Desde los inicios del proyecto Impenetrable, la Fundación Rewilding Argentina acompaña con distintos programas la formación de líderes comunitarios para afianzar su rol como guardianes de los valores naturales y culturales que conforman la identidad de los pueblos del Impenetrable.
Con distintas acciones se ha trabajado en el territorio con la formación y capacitación de emprendedores y artesanos, tanto como la concientización y educación ambiental de las comunidades en general. Revalorizando la cultura, las tradiciones y el patrimonio natural, mediante charlas de concientización, viajes de intercambio de experiencias, la realización de obras de teatro y la creación de murales -por ejemplo-, para facilitar el conocimiento, la inclusión y la participación comunitaria.
El turismo de naturaleza ofrece una multiplicidad de oportunidades y un nuevo paradigma a partir de la prestación de servicios de calidad en gastronomía y alojamiento; guiado en excursiones de observación de fauna, avistaje de aves, cabalgatas, paseos embarcados y senderismo.
El objetivo del trabajo mancomunado, emprendido articuladamente por distintos organismos, promueve la concientización y la capacitación de los residentes locales para que desde el emprendedurismo puedan prosperar económicamente en el territorio, sin tener que emigrar a las ciudades lejanas y desconocidas.
MURALES EN EL IMPENETRABLE
En este contexto, en El Sauzalito se está registrando una experiencia inédita: con la participación de toda la comunidad, los alumnos de la escuela N° 920 del Paraje Laguna de Ayarde, están terminando un mural con el que buscan revalorizar la fauna autóctona del gran Chaco, para generar conciencia ambiental.
Pero este mural no es el primero. El anterior se hizo en el mes de agosto, en la Escuela del Paraje Paso la Cruz, cercano al Portal de acceso al Parque Nacional El Impenetrable. Se lo puede apreciar desde el camino que conecta la localidad de Miraflores con el Paraje La Armonía.
En este sentido Lucía Kronhaus, coordinadora regional del programa ‘Comunidades’ de la Fundación Rewilding Argentina detalló que están haciendo un trabajo en forma conjunta con el Ministerio de Educación y con el Instituto de Turismo del Chaco, “en este caso haciendo murales en tres escuelas del impenetrable en distintos núcleos, donde se pueda plasmar las distintas especies animales con las que estamos trabajando para que vuelvan y prosperen”.
La responsable de llevar adelante la ejecución de los murales es la artista plástica Roxana Rodríguez, que vino desde Buenos Aires para compartir sus conocimientos y experiencias con los participantes.
“Roxana, convive 10 días en contacto con los miembros de cada comunidad, haciendo además concientización ambiental, con actividades que incluyen salidas al monte para hacer avistaje de aves con binoculares, e identificación de animales y plantas, que son los que se pintan después en el mural. Lo más interesante de la experiencia es que participa toda la comunidad: alumnos, padres, abuelos facilitando además la interacción y el diálogo intergeneracional”, concluyó.
Fotografía: Gonzalo Leguizamón / Alejandro Aquino