Investigan una causa narco en la que su hijo estaba implicado.
Lorena Itatí Vega de 42 años, madre y abuela, nacida en Esquina recibió más de nueve balazos de sicarios que querian matar a su hijo en la zona noroeste de Rosario.
La cabeza de Álvaro, un barbero rosarino de 21 años, tenía precio. Lo fijó un detenido de la cárcel de Piñero, quien le encargó el «trabajo» a los sicarios. Si había heridos, prometía 100.000 pesos. Si mataban, el doble.
Lo cierto es que todo terminó en un crimen, pero la víctima no fue el joven, sino su mamá, quien les abrió la puerta de su casa a los gatilleros.»¿Está Álvaro?», indagaron. Ante la respuesta negativa, abrieron fuego a mansalva. Nueve tiros estremecieron al barrio Stella Maris en pleno domingo.
A los sicarios les habían pasado la información del objetivo vía WhatsApp: los datos filiatorios de Álvaro y las imágenes de Google Maps del lugar donde iban a encontrarlo y también de la puerta de su casa, donde había instalado una casilla para poner su barbería.
El que disparó el 12 de noviembre pasado, a las 18.15, según los investigadores, fue Luis Fernando Lastra (20), a quien acompañaba un adolescente de 14 años.
La misma casa había sido atacada a tiros en julio del año pasado. Entonces fueron seis disparos que dieron contra el frente de la propiedad y de un carrito de comidas rápidas.
Cuando ocurrió el asesinato de su mamá, Álvaro posteó en su cuenta de Facebook: «Cómo te amo, viejita. Vos no te merecías irte así. ¿Qué quieren de mí? Yo nunca hice maldad a nadie, nunca entregué a nadie, nunca disparé a nadie, nunca saqué una vida a nadie».
«Siempre estuve del lado correcto y más firme y siempre la tuvieron conmigo. Pero esta vez se confundieron, fueron a cazarme a mí y la ligó mi mamá. Esta no se la llevan de arriba. En este barrio no se mueve una piedra sin que me entere», completó.
Este martes se realizó la audiencia imputativa en el Centro de Justicia Penal de Rosario, donde la fiscal Gisela Paolicelli solicitó la prisión efectiva del tirador, la cual fue convalidada por la jueza Silvia Castelli, por un plazo de dos años.
El delito que le imputan contempla una pena de prisión perpetua: «homicidio calificado por precio o promesa remuneratoria por el concurso premeditado de dos o más personas, agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor de edad, en grado consumado y portación ilegítima de arma de fuego de guerra en carácter de autor, en grado consumado, ambos en concurso real».
El abogado José Nanni, defensor de Lastra, pidió que el joven quedara libre bajo fianza por $ 500.000 y que redujeran el plazo de prisión preventiva a 90 días, pero ambos requerimientos fueron rechazados.
Según las fuentes, el crimen por encargo se había gestado desde el penal de Piñero, en las afueras de Rosario, donde hay numerosos miembros de distintas bandas de tráfico de drogas al menudeo, entre ellas de Los Monos. El nombre de quien le fijó precio la cabeza a Álvaro se mantiene en reserva.
El 11 de noviembre último, Lastra y dos adolescentes de 14 y 15 años fueron hasta un lugar donde guardaban las armas de fuego, pero no pudieron concretar el hecho debido a que una no tenía cargador.
Al día siguiente, a las 18.15, el joven y el cómplice de menor edad se dirigieron en una moto Honda Twister blanca hasta la casa de Álvaro. Como no estaba, asesinaron a su mamá, que era parte de una iglesia evangélica. Lastra recibió un pago de 90.000 pesos por el crimen.
«Jajaja. Así terminan. No les dieron los huevos y se tuvieron que entregar. Tranquilo, que mi mamá era una guerrera de Dios y todo se paga en vida. Ahora van a ver lo que es un calvario, al igual que los que dieron las órdenes y los que entregan», publicó este martes, amenazante, Álvaro.
El chico de 14 años, horas después del crimen de Vega, iba a participar de otro caso impactante: el homicidio del policía Leoncio Bermúdez (42) en el Hospital Provincial, cuando fueron a rescatar a Gabriel Guillermo Lencina (29), un detenido de la cárcel de Piñero que se estaba atendiendo allí por un cuadro de neumonía pulmonar.
El operativo, ocurrido en la noche del martes 14 de noviembre, se frustró y terminó en tragedia, con Bermúdez literalmente fusilado y dos personas con heridas de bala mientras acompañaban a familiares en la guardia.
Según confirmaron fuentes judiciales a Clarín, este adolescente está acusado de participar como «campana» en la puerta del centro de salud, junto a otro hombre.
A Lencina, preso desde 2013, lo ligan a Hernán Ramón «Lichi» Romero, señalado como jefe de un clan narco de Nuevo Alberdi, en la zona norte de la ciudad, y actualmente detenido. La sombra del tráfico de drogas, otra vez, como lo que rodea a este brutal caso de sicariato.
Fuente: Clarín